Los sensores: Los seres humanos dispones de un sistema sensorial que nos permite relacionarnos con lo que nos rodea. Pero un robot por su propia definición, debe ser una máquina capaz de relacionarse con el entorno que le rodea e interectuar con el mismo para tomar decisiones. Un sensor consta de algún elemento sensible que es: Luz, temperatura, humedad, distancia. Debe ser capaz, por sus propias características, o por medio de dispositivos intermedios, de transformar esa magnitud física en un cambio eléctrico que se pueda alimentar en un circuito que la utilice directamente.
Los actuadores: Transformar energía hidráulica, neumática o eléctrica en la activación de un proceso con la finalidad de generar un efecto sobre un proceso automatizado. Este recibe la orden de un regulador o controlador y en función a ella genera la orden para activar un elemento final de control, como por ejemplo una válvula. Los actuadores que se utilizan actualmente son de tres tipos: Hidráulicos, Neumáticos, Eléctricos.
Hidráulicos: Son controlados mediante servo válvulas que regulan el flujo de fluido, el cual provoca un desplazamiento lineal de un cilindro o pistón.
Neumáticos: Los actuadores neumáticos resultan muy indicados en el control de movimientos rápidos, pero de precisión limitada.
Eléctrico: Son los más utilizados actualmente en robots comerciales y experimentales. Se trata, principalmente, de motores de corriente continua (c.c.) y de motores paso a paso. Ambos convierten energía eléctrica en movimiento rotacional.